La casa común de UPyD

Da gusto leer a Savater diciendo: “España, dicho sea sin rodeos ni complejos”, cuando hace unos meses la idea de España se la soplaba. Había modos alternativos, por ejemplo:
“disculpen, señoras y señores, voy a pronunciar la palabra España”. Le cuesta, pero poco a poco va convenciéndose que es lo que queda: España como garantía de derechos.

Savater, otro de los miembros de la Santísima Trinidad de ese partido laico que es la UPyD, ha publicado un artículo (“No se fijan”) en la línea de acción iniciada por CMG, que consiste en acotar el proyecto a los proyectistas. Sin embargo, hace años que ningún arquitecto puede construir por sí mismo las edificaciones que proyecta, y menos en política con todas las trabas y trampas que los afianzados en el escenario les procuran a los constructores de nuevas realidades.

Para crear una alternativa a lo existente en la política española, como se espera que sea UPyD, se necesitan también currantes y curritos, capitales, ocasión, situación, técnica, estrategia, mensaje y mensajeros, medios que expandan el mensaje. Tantas cosas son necesarias, que resulta impropio establecer una selección de personal y una hoja de ruta cerrada, cuando siquiera UPyD apenas ha alcanzado la realidad. Pero ellos sabrán, yo he votado por UPyD, que vuelva a hacerlo dependerá de lo que ocurra de aquí en adelante.

De los tiempos de plomo de Basta Ya, el “triunvirato” formado por Díez, Gorriarán, y Savater se ganó con méritos propios y deméritos ajenos, la fama y la gala en su lucha contra ETA y el nacionalismo vasco, recobrando la dignidad humana, ante la barbarie del tiro en la nuca de los agresores y la mirada hacia otro lado de los espectadores.

Ellos tuvieron el coraje de mirar de frente la realidad, hay que reconocerlo y se reconoce, porque arriesgaron su vida por sus principios, no necesitan hacer más para ser considerados héroes, porque la categoría heroica se alcanza o no, y la concede la historia. Pero también hay otros muchos en el País Vasco que desde el anonimato han hecho lo mismo, a los que algún día tendríamos que brindarles homenaje los españoles.

Rosa Díez es parlamentaria gracias a los electores que la han votado, pero fundamentalmente por que se lo merece, tiene cualidades y costumbre de nadar en aguas bravas y contracorriente tras su experiencia en el PSOE. Hace unos día ha sido reconocida en una encuesta como la política mejor valorada por los españoles. Hay lideresa, es el comienzo.

También hay mensaje y proyecto, las ideas (o creencias) que defiende UPyD son valoradas por los españoles en el clima de marejada política que asola España, con un PP al borde permanente del naufragio y un PSOE al límite del sufragio.

Pero no hay organización suficiente en la formación política, o no alcanza el rango que requiere para competir contra los “portaviones”. La diferencia de una piragua y una patera, es que la primera va hacia un destino elegido y voluntario, y la segunda, además de ir excesivamente sobrecargada, en ocasiones portadora de muerte, se acaba dirigiendo a donde la llevarán las circunstancias y las necesidades. Quizás el modelo de trainera sea más adecuado para definir lo que se pretende: un grupo entrenado que bogue y cíe sincrónicamente para lograr el mejor de los objetivos posibles, con eficiencia y eficacia.

Por eso resulta extraño leer a CMG diciendo que le sobran recursos humanos, que solo quiere cohesión interna y disciplina, excluyendo del viaje a quienes defienden alternativas más liberales, menos proclives a aceptar que solo la vía cerrada puede configurar este proyecto; y a Savater, diciendo que UPyD es un partido político y no un movimiento ciudadano, excluyendo a los ciudadanos no adscritos, de la formación política que “dirige” (como portavoz) Rosa Díez.

Me parece un acto de soberbia el planteamiento excluyente que se organiza sobre los que pueden luchar bajo las siglas UPyD y el pabellón magenta contra los adversarios políticos que son todos los demás. Se repite lo vivido en Ciutadans, no podía ser de otra forma, porque los planteamientos organizativos son similares.

La eterna dicotomía entre consolidación y expansión de Ciutadans, que abortó su desarrollo por parte de sus dirigentes con intención y voluntad , ahora se ha transformado en crisis de pertenencia / exclusión.

¿Quiénes pueden defender las ideas de UPyD?. Exclusivamente los autorizados por la dirección del partido, que se comprometen a no hacer crítica de su desarrollo interno y a no pedir democracia hasta que las circunstancias lo permitan. Algo como lo que ha ocurrido en el PP de Bulgaria-Valencia, que ha dejado en la cuneta a Ortega Lara y María San Gil, precisamente.

Desde mi modesta opinión, una trainera contra un portaviones, debe aspirar al menos a convertirse en patrullera, fragata, corbeta, destructor o porque no, portaviones, porque si no lo va a tener muy difícil en la batalla naval que se avecina. Trafalgar va a ser un juego de niños.

Antonio Robles, el diputado de Ciutadans, tenía miedo a que el proyecto político catalán muriera de éxito, y tras larga agonía, no ha completado ni el desarrollo fetal, antes de que la sociedad lo abortase. Con el embrión de UPyD pasará lo mismo, el celo maternal de Carlos Martínez Gorriarán y Savater con su retoño y el miedo a que el mundo "malo" lo destruya, terminará asfixiándolo a la larga, como ocurrió con Ciutadans.

UPyD, que se reunió bajo el lema "lo que nos une", solo tiene una continuidad posible, y es que alguien sea capaz de que la fuerza de todos los unidos lo saque adelante. Sigo pensando que una vez más, no fallan los militantes, simpatizantes o electores del proyecto, sino los dirigentes que son incapaces de adaptarse a la realidad, a lo que la gente demanda de UPyD, porque ellos que abjuran del idealismo, son los primeros que no renuncian al mapa que se han construido en sus cabezas para alcanzar la inmortalidad personal con su obra.

UPyD será lo que la gente quiera que sea, y todo el que se oponga a ello es un enemigo del futuro de este partido, sea por qué lo ama o por qué lo odia, cuando se haya ido a la mierda como Ciutadans, poco importará quién o qué haya sido la causa de su extinción.

Rosa Díez, debe dejar de inhibirse en la construcción de lo que representa, porque su ingenio y su talento, su contacto con la realidad más cotidiana, con las personas que la rodean cada día, estoy seguro que le han proporcionado una idea mucho más clara de lo que se espera de UPyD, de lo que los españoles esperan de su partido. No vaya a cometer el mismo error de desafecto y desentendimiento que Albert Boadella cometió con Ciutadans, por confiar en “los suyos”.

UPyD debe ser “la casa común” (o la “cosa común”, igual da), de los españoles no sectarios, ni más, ni menos. Y sus dirigentes están obligados a hacerlo posible, y posiblemente lo logren cuando se dejen de perseguir fantasmas por el ciberespacio y superen sus miedos ancestrales a "no ser" lo que "desean", eso que se denomina gráficamente como "complejos".


Erasmo de Salinas