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jueves, 13 de septiembre de 2007

Al escudo español le falta un buitre

De la una, grande y libre de los cuarenta años de posguerra de Franco, hemos pasado a las muchas, pequeñas y oprimidas, me refiero a España, por supuesto, y también a la generosa obra que nos han legado los nacionalismos, el PSOE complaciente, y el PP displicente.

Realmente he pensado muchas veces que no solo por oponerse al caudillismo franquista algo tenía que ser bueno, pero parece que la mayoría de mis compatriotas no piensan así. Son esos, precisamente, a los que se le llena la boca diciendo que los Estados Unidos son lo peor, y lo de la Unión Soviética, una ligera equivocación, con Stalin incluido, el muro de Berlín y los Gulags.

Cada día estoy más seguro que tenemos en los diversos parlamentos que se han creado la explicación de lo que le pasa a nuestro país, cuya última finalidad ha sido crear muchas más plazas de funcionarios controladas políticamente, para seguir en esa rivalidad eterna entre unos y otros que impide cualquier progreso de la política en nuestro país.

Es el dinero, repartido con el criterio de redistribución equitativa entre todos los que participan en el juego de la política, los partidos políticos, lo que realmente mueve las cosas en España.

En la política española hay mucho fracasado, empresarios frustrados que quebraron varias veces, profesores de universidad que se afiliaron al partido correspondiente para conseguir la cátedra, en fin, numerosos ciudadanos que saben que le deben su presente y futuro a tal señor de tal partido, y deben corresponder al favor de forma eterna.

¡Hay tanta corrupción en España!

Ahora se está viendo algo con la crisis de las hipotecas, que en nuestro país es como la punta del iceberg, realmente como se mueve el dinero en las mismas manos, y el esfuerzo y el sudor, también en las mismas manos, que no coinciden precisamente con las del dinero.

Es la fuerza de los sectarios la que nos impide avanzar, y sectarios los hay en todos los partidos políticos; España, necesita vacunarse contra el sectarismo si quiere mejorar en el futuro. Por qué aquí, muy poca gente piensa en el futuro compartido, más bien todos piensan en el suyo, y el de los suyos, y lo más patético es que los ciudadanos lo sancionamos en cada proceso electoral con nuestros votos.

Se necesita algo diferente a lo existente, y evidentemente tendrá que surgir de algo existente. España ya no es una, grande y libre, (nunca lo fue, ni falta que le hace), pero lo que realmente sorprende, es que hayan quitado el aguilucho del escudo para colocar un buitre, y todos nos hemos quedado tan felices.

El buitre no sale en el escudo, pero lo sobrevuela en círculos, fíjense la próxima vez, más o menos donde no se ven los billetes de 500 euros. Lo peor, es que en esta deliciosa performance, los ciudadanos somos la carroña.

Es que contra Franco todo era bueno, hasta que conocimos lo que le sustituyó. Que le pregunten a algunos que se dejaron buena parte de su vida en la lucha contra el franquismo, para repetir mirando al suelo años después: no es esto, no es esto....

Es que a Franco no le heredó nadie, eso dicen los herederos y los desheredados rampantes. No había país cuando llegaron todos estos filibusteros a despojar la decencia y la razón, interpretando nuestra Constitución democrática, como un decreto-ley de los cuarenta años de fascismo.

Demócratas, no, para nada, plutócratas convencidos desde el primer día que aterrizaron en Las Cortes y todos los Parlamentos Autonómicos. Los avances sociales en este país, han sido un epifenómeno de nuestra entrada en Europa y en el mundo, porque realmente lo fundamental ha sido el reparto de cargos, la creación de comederos políticos para afincar a los afines.

En vez de una auténtica clase política, en España hay un singular lumpen mercantil-mediático-folclórico, que ha medrado en el pantano en que han convertido nuestra Carta Magna en los años que llevamos de democracia. Que se sepa, que ya va siendo hora, o erradicamos a los sectarios zampabollos de la política española, o seguiremos contemplando la luna de Valencia.

Necesitamos algo con urgencia, que la gente denuncie la corrupción política allá donde exista y lo haga con la misma actitud diletante con que nuestros queridos políticos explotan nuestros recursos en su propio beneficio.


Jean Le Non

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