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La polémica no es nueva, en realidad. El propio Hergé se disculpó por alguna de sus producciones con una lucidez envidiable, alegando que eran el producto de una época y de sus propios prejuicios de antaño. Se negó a corregirlas, pues ya no le pertenecían, eran historia. Hizo una excepción ridícula, por motivos que ignoro: suprimió alguna escena, en sus historietas, de "maltrato" de animales, pero tuvo el valor y la coherencia de no intentar corregir el pasado en lo fundamental, dejando así para la posteridad una obra humana, producto de un tiempo determinado y de un artista singular.
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Escrito hoy, un álbum como Tintin en el Congo sería criticado por cualquier persona razonable.
Pero intentar prohibir ahora este magnífico documento propio de una época y de un contexto particular es una ilustración más de la demente cruzada por la hipercorrección totalitaria llevada a cabo por los nuevos torquemadas de pacotilla.
Se suma a las fatwas contra "blasfemos" de Mahoma, a los intentos de censura contra El Jueves, a la inmersión en un cubo de agua sucia del último libro de César Vidal (eso fue en TV 3), a la acusación de racismo contra Habermas y Savater (en un libro escolar de Educación para la Ciudadanía), a los insultos permanentes contra Jiménez Losantos y los "periódicos de extrema derecha" por parte de Regás y los del cordón sanitario y alianza de civilizaciones.
Más generalmente, es una nueva modalidad de acoso e imposición del nuevo catecismo bienpensante y global.
En su versión soft y occidental, todo empezó, recuerdan, con aquellos movimientos entre feministas, ecologistas y (ya entonces) "sostenibles", que traducían la Biblia hablando de "Él y Ella" para referirse a Dios y "sentado a la derecha y a la izquierda del Padre" para referirse a Jesucristo. Las múltiples y provincianas adaptaciones de la España cañí-progre nos dieron el ciudadanos/as, la parida(d), la absurda ley contra la violencia de género y todo aquello que pueda difundir, cultivar y fomentar "el odio contra sí mismo". Dignos herederos de los intelectuales filoestalinistas de Occidente, que promovían objetivamente, durante la guerra fría, nuestra destrucción y la imposición del terror comunista en nombre de la paz, estos nuevos soldados del bien pretenden imponernos un humanismo a-crónico, desprendido de cualquier consideración histórica y de cualquier reflexión sobre el permanente devenir de la humanidad, de su pensamiento y de sus convicciones a través de los siglos.
Son relativistas horizontales, pero intolerantes en cuanto a las cosmovisiones del pasado. Por eso se niegan a condenar al decano entre los criminales en ejercicio, Fidel Castro, pero equiparan a Hitler con Hernán Cortés.
Son unos inquisidores, pues odian la libertad.
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Dante Pombo de Alvear, Reflexiones liberales
Pero intentar prohibir ahora este magnífico documento propio de una época y de un contexto particular es una ilustración más de la demente cruzada por la hipercorrección totalitaria llevada a cabo por los nuevos torquemadas de pacotilla.
Se suma a las fatwas contra "blasfemos" de Mahoma, a los intentos de censura contra El Jueves, a la inmersión en un cubo de agua sucia del último libro de César Vidal (eso fue en TV 3), a la acusación de racismo contra Habermas y Savater (en un libro escolar de Educación para la Ciudadanía), a los insultos permanentes contra Jiménez Losantos y los "periódicos de extrema derecha" por parte de Regás y los del cordón sanitario y alianza de civilizaciones.
Más generalmente, es una nueva modalidad de acoso e imposición del nuevo catecismo bienpensante y global.
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En su versión soft y occidental, todo empezó, recuerdan, con aquellos movimientos entre feministas, ecologistas y (ya entonces) "sostenibles", que traducían la Biblia hablando de "Él y Ella" para referirse a Dios y "sentado a la derecha y a la izquierda del Padre" para referirse a Jesucristo. Las múltiples y provincianas adaptaciones de la España cañí-progre nos dieron el ciudadanos/as, la parida(d), la absurda ley contra la violencia de género y todo aquello que pueda difundir, cultivar y fomentar "el odio contra sí mismo". Dignos herederos de los intelectuales filoestalinistas de Occidente, que promovían objetivamente, durante la guerra fría, nuestra destrucción y la imposición del terror comunista en nombre de la paz, estos nuevos soldados del bien pretenden imponernos un humanismo a-crónico, desprendido de cualquier consideración histórica y de cualquier reflexión sobre el permanente devenir de la humanidad, de su pensamiento y de sus convicciones a través de los siglos.
Son relativistas horizontales, pero intolerantes en cuanto a las cosmovisiones del pasado. Por eso se niegan a condenar al decano entre los criminales en ejercicio, Fidel Castro, pero equiparan a Hitler con Hernán Cortés.
Son unos inquisidores, pues odian la libertad.
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Dante Pombo de Alvear, Reflexiones liberales
1 comentario:
Efectivamente, estos nuevos inquisidores de "izquierdas" pretenden colonizar el pensamiento humano con el suflé de su nuevo y repugnante credo acrítico trufado de repugnantes despojos, donde prevalece el despilfarro material, la sociedad de consumo hasta en la sopa y el COMOSEA social, los programas televisivos nauseabundos y los valores de pasotismo ante la avalancha de problemas de toda índole que padecemos y ponen en alarmante peligro nuestra propia supervivencia social.
A este paso harán REVOLUCIONARIA a la Iglesia Católica en nuestro país, pues frente a ella no se pueden oponer religiones de plástico ni valores de salón, sino la razón, la crítica y el pensamiento de la Ilustración.
Son unos reaccionarios en el tiempo y en el espacio, merecen un escarmiento y no hay duda de que se lo llevarán con toda justicia.
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