Orfandad la de Antonio Jesús Parrilla y Celestino Rivera, policías encarcelados y humillados por la zorra en el gallinero, Rubalcaba, quien fuera portavoz del gobierno en tiempos del GAL. Orfandad la de tantos padres en Cataluña, frente a la persecución talibana del castellano en las escuelas de Pérez-Cardo y del iletrado Montilla. Orfandad la de las víctimas del terrorismo y sus familiares, afrentadas por un gobierno cobarde y cedista, dispuesto a pagar el peor precio por una paz que ya denunciaba Proudhon por no “no ser más que una tregua si es obtenida a punta de espada”, la de Eta. Orfandad la de los ciudadanos de nuestro país, perplejos ante la enésima felicitación de un monarca liso y alejado de la realidad, desprovisto de las cualidades y de la competencia mínimas y exigibles a un árbitro frente a tanta arbitrariedad.
A todas estas víctimas del zapaterismo y de sus amigos periféricos, les deseo una Feliz Navidad. No perdamos de vista la estrella del bien, ni la esperanza de una España mejor. Pero dependerá en gran parte de cada uno de nosotros.
Dante Pombo de Alvear, Reflexiones liberales
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