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viernes, 17 de noviembre de 2006

El Espíritu Ciudadano

Quisiera disponer del lenguaje lírico de los poetas para escribir estas palabras, por que las epopeyas necesitan de la estrofa, como el trigo del tiempo y el agua; la historia de una vida vivida no me lo permite, demasiado barro en el camino, muchos años de silencio, y la pertinaz realidad, han vaciado mi mochila de versos.

“A galopar, a galopar...hasta enterrarnos en el mar”, ¿qué fue del jinete cuatralbo?, ¿del abuelito que me hablaba del pirata?, ¿qué ocurrió con nuestros sueños?.

Paco Ibáñez se quedó vació de cantarlos al viento, sus semillas no llegaron nunca a la tierra, o si lo hicieron, fue para ser pisoteadas por los mismos de siempre, por que la tierra se hizo yerma para ser vendida en parcelas recalificadas por los especuladores.

Quisiera saber relataros lo ocurrido en nuestra historia reciente, más allá de la alienación propuesta por Marx o la abducción ofrecida por Mulder.La acusación es la siguiente: alguien ha asesinado lo mejor de nosotros, condenándonos al adocenamiento, a la dictadura de la mediocridad, a navegar errantes en el más de lo mismo.

Las ilusiones del pueblo se han transformado en patrimonio del olvido, nuestros sueños en intereses hipotecarios, y el orgullo de Pericles en ominoso silencio. La mezquindad ha gobernado nuestras vidas y haciendas desde el feudalismo más infame de la democracia menor que nos han proporcionado los secuaces del presente.

Durante estos años, hemos asistido, inertes, a la lenta agonía del espíritu ciudadano, que había rebrotado tras la muerte de aquel otro dictador y su fascismo.

¡Marat, loco Marat!, tu juzgarías de forma implacable, sin lenidad alguna, a los asesinos del espíritu ciudadano. Pero estás muerto, y enterrado en la tumba de la amnesia, como todos los demás precursores de las esencias ciudadanas, por que no tienen cabida en la tragicomedia de las élites rosadas que nos gobiernan.

¿Quiénes han sido los culpables?.

Yo, ciudadano, reconozco y delato.

Los culpables han sido:

-La política de los políticos que han preferido que el pueblo se forme con electores indiferenciados y transigentes, y no con ciudadano libres e independientes.

-Las miserias del mercado y sus manos invisibles, que han convertido a los ciudadanos en insaciables consumidores atrapados en un único bienestar posible, de consumir hasta consumirse; mientras que facilitaba el enriquecimiento de muchos desde la tolerancia a lo intolerable.

-El Estado y su hacienda pública, que ha transformado a los ciudadanos en meros contribuyentes, productores de tributos.

-La cultura de la apariencia y la deslegitimación, que ha permitido la organización del desprecio y el elogio de la decadencia. ¿Qué ciudadanos pueden surgir del mestizaje de la nada con la insidia?

-De la justicia no diré nada, por que sigue y seguirá colapsada, como siempre.

-Todos nosotros, ciudadanos, que hemos asistido al desenlace delegando nuestra representación más allá de lo imprescindible, de una forma dependiente, pasota y absurda.

Todos tenemos responsabilidad en el exterminio del espíritu ciudadano, ellos por ejecutarlo y nosotros por haberlo permitido, por haber mirado a otro lado mientras agonizaba.

Ha llegado la hora de la verdad, de continuar la obra de tantos predecesores en la construcción de la ciudadanía, de todos los que lucharon antes que nosotros por la libertad, la democracia y la justicia para el pueblo, desde el pueblo y con el pueblo.

Desde Atenas a la Comuna de París, desde Filadelfia a Tiananmen, desde Berlín a Sudáfrica, se oye un rumor. Algunos dicen que son los elefantes de Anibal que caen sobre Roma, otros mencionan a las masas agitadas que vienen a asediar la Bastilla, otros, entre los que se cuentan los detentadores del poder, solo oyen un ruido ensordecedor que les hace temblar.

Ha llegado la hora de que los ciudadanos se representen a sí mismos, y para ello hay que expulsar una vez más, (se ha hecho muchas veces a lo largo de la historia) a los intermediarios y representantes aferrados a sus poltronas de poder, y eliminar la mediocridad política de nuestra vida de una vez para siempre.

El espíritu ciudadano es el alma de los pueblos que no se someten, y como los héroes de las leyendas, siempre regresa cuando los justos lo reclaman.

Adelante Ciudadanos!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué bonito tocayo!

Lo suscribo y se lo dedico, con tu permiso, a quienes dicen que sólo somos antinacionalistas.

Esto es mucho más. Es la semilla de nuestra libertad

Amandla! (grito rebelde anti-apartheid que significa LIBERTAD)

Gracias.

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