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viernes, 3 de octubre de 2014

La insostenible representación pública en España






Es hora de que los españoles no nos quedemos con el chocolate del loro que nos van soltando los medios de comunicación del régimen para que pensemos que, poco a poco, se va haciendo justicia. No hay justicia, cuando los imputados terminan siendo exonerados de sus responsabilidades, cuando los aforados no llegan a imputados, cuando los condenados son indultados. Cuando hay una justicia dependiente y acotada por el poder político, para zaherirse de sus responsabilidades. Eso convierte a este país en un engendro político sin democracia posible.

Es hora de que las cosas cambien para siempre en este país, y para ello sólo tenemos que unirnos los españoles en una estrategia común, acabar con la REPRESENTACIÓN en el poder, es hora de hacer un estatuto del representante público, sea institucional, político, sindical o administrativo y también un estatuto del representado, ambos estatutos deben regular la relación en la vida pública en España a partir de ahora, y hacerlo de forma inmediata, antes que las cucarachas que ocupan las estructuras de las instituciones públicas acaben con ellas. Es hora de desparasitar.

Se acaba su tiempo, cuando hay un corrupto en un partido o sindicato, organización empresarial o no gubernamental, estas instituciones deben ser apartadas cautelarmente de su participación en la vida pública, hasta que sea aclarada su participación colectiva. No es de recibo que sigamos tragándonos el cuento que nos quieren contar, que los corruptos son casos puntuales, porque si es así,  su partido o sindicato lo ha permitido, consentido, y tapado. Todos los miembros de los partidos políticos o sindicatos están contaminados, sino es en grado de autoría, será de complicidad o negligencia, pero no pueden ser no responsables.

La isocracia de los antiguos griegos consistía en la igualdad entre gobernantes y gobernados, sin este principio esencial de la representación no puede existir democracia, y sin democracia todo es degradación, oscurantismo, corrupción, despotismo y tiranía. De esto son responsables los partidos políticos, sindicatos y organizaciones representativas públicas en España y de eso deben dar explicaciones. Es su obligación y es nuestro derecho. Lo público no puede ser un antro de corrupción, precisamente los que defienden lo público en estas condiciones de podredumbre, sin depurar sus propias responsabilidades, son sus principales enemigos.

Si queremos salvar las instituciones representativas en España es hora de desparasitarlas y de exigir responsabilidades a quienes las han usurpado en su impostura y degradación. 

Casta delenda est. Tempus fugit

Enrique Suárez

2 comentarios:

fractalio dijo...

Enrique, celebro tremendamente que hayas cambiado tu valoración sobre los políticos. En el año 2011, en un post titulado “La credibilidad de los políticos en España”, del día 12 de octubre, estimabas en un 90% los políticos honestos, y el 10% restante como las ovejas negras.
Copio y pego parte de mi comentario en aquel post:
“Enrique, ese supuesto 90 % de políticos supuestamente honestos, una de dos, o no lo son, porque no persiguen ni denuncian a ese otro 10 %, lo que les convierte en cómplices necesarios, con lo que ya son delincuentes, o son lo suficientemente tontos como para no darse cuenta de los manejos del 10 %, por lo que no deberían estar representando a nadie”.
Me alegra que ahora coincidamos.

Anónimo dijo...

Un albañil que faenaba en una obra callejera sufre un desvanecimiento (llevaba varios días sin a penas comer). La gente se arremolinó para intentar socorrer al desvanecido. Un joven estudiante de medicina que pasaba por allí, esgrimiendo su condición de "casi" médico, se acercó al interfecto que empezaba a volver en sí. Le examinó y palpó,miró el blanco de sus ojos y sentenció "no es nada, una indigestión. "Una indigestión, dijo el alabañil" "Menuda carrera llevas macho"

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