“La nación todo lo puede y Las Cortes solamente lo que les permite la Constitución que forma la nación”. Conde de Toreno. Diario de las discusiones y actas de las Cortes. Vols. 7-8. Cádiz 1811.
España ha retrocedido políticamente durante las últimas legislaturas en las que el PSOE ha gobernado nuestro país. José Luis Rodríguez Zapatero es el Presidente de Gobierno que más se ha excedido en sus arbitrarias y sectarias políticas legislativas. El Parlamento español ha sido cómplice del Gobierno, vulnerando su mandato y compromiso democráticos. Los órganos de administración del poder judicial están impuestos por el Parlamento y el Gobierno, y por lo tanto no son independientes, sino tributarios solidariamente de la responsabilidad política que corresponde a los dos poderes que determinan la composición de sus órganos rectores. Esto conduce nuestro país a una situación de ilegitimidad establecida desde el poder de forma delictiva.
El Parlamento español a instancias del Gobierno, con el apoyo de los minoritarios grupos nacionalistas y la connivencia del principal partido de la oposición, en una vesania totalitaria desconocida en las democracias occidentales, ha aprobado leyes inconstitucionales, que afectan a los derechos fundamentales de los ciudadanos españoles, que sólo podrían reformarse convocando Cortes Constituyentes.
La gravedad de la situación ha pasado prácticamente desapercibida gracias al apoyo y la colaboración de los medios de comunicación y el silencio de la inmensa mayoría de opinadores sin criterio que pueblan el espacio mediático, convertido en pesebre, en nuestro país. Los principales supuestos valedores del orden constitucional se han comportado como oligarcas sin complejos, que han secuestrado la soberanía del pueblo español.
Al menos en tres cuestiones el Parlamento Español ha cometido fraude de ley: la ley de violencia de género, la negociación con ETA, el Estatuto de Cataluña. En todos los casos citados se atenta fundamentalmente contra el artículo 14 de la Constitución Española de 1978, pero no es el único que han transgredido los parlamentarios españoles que deberían haber velado por el cumplimiento estricto de la Carta Magna.
Estamos asistiendo a una situación perversa, porque los parlamentarios españoles al transgredir la Constitución, pierden de forma inmediata su representatividad pública, pues su mandato democrático debe ceñirse escrupulosamente al ámbito perfectamente delimitado por la Constitución.
Definitivamente, el Parlamento Español y el Gobierno han derivado hacia la extraconstitucionalidad y deberían ser deslegitimados de su representatividad democrática por el Tribunal Constitucional y desposeídos de su poder por las autoridades correspondientes.
La gravedad de la tergiversación que se ha hecho de la Constitución Española con la insidia orientada exclusivamente por los beneficios electorales que han procurado al Gobierno determinadas alianzas, es de tal perjuicio para los españoles, como el Golpe de Estado encubierto que el Presidente Zelaya intentó dar en Honduras o Hugo Chávez ha dado en Venezuela.
Los españoles estamos viviendo en estos momentos fuera de la ley, mientras la oclocracia gubernamental y parlamentaria defiende sus propios intereses contra los del pueblo español. Esto es inadmisible en una democracia europea. Deberíamos reunirnos y presentar una protesta en Estrasburgo por aceptar un país que ha dejado de ser democrático en el seno de la Unión Europea.
El programa marco del Gobierno en su aproximación a comunidades no democráticas bajo el pabellón inventado de la Alianza de Civilizaciones está logrando el efecto contrario al que se presuponía, en detrimento de la soberanía nacional y la ciudadanía española. Lo mismo se puede decir de la deriva gubernamental hacia las hipótesis arbitrarias del nacionalismo catalán o el secesionismo etarra. El Gobierno se alía con los principales agresores de la Constitución española, contra los españoles soberanos de esta nación, en plena impunidad y regresión.
Hoy la España de Zapatero se parece más a Turquía en los ámbitos social y político, que Turquía a la España que existía antes de que el PSOE llegara al Gobierno tras el atentado del 11-M, con José Luis Rodríguez Zapatero de Presidente. En 2012, si seguimos al mismo ritmo, posiblemente ya nadie recuerde que España tenía una Constitución legítima aprobada por el pueblo español en 1978. El silencio de los supuestos opositores del PP no es otra cosa que complicidad y connivencia, de la que son absolutamente responsables.
Biante de Priena
España ha retrocedido políticamente durante las últimas legislaturas en las que el PSOE ha gobernado nuestro país. José Luis Rodríguez Zapatero es el Presidente de Gobierno que más se ha excedido en sus arbitrarias y sectarias políticas legislativas. El Parlamento español ha sido cómplice del Gobierno, vulnerando su mandato y compromiso democráticos. Los órganos de administración del poder judicial están impuestos por el Parlamento y el Gobierno, y por lo tanto no son independientes, sino tributarios solidariamente de la responsabilidad política que corresponde a los dos poderes que determinan la composición de sus órganos rectores. Esto conduce nuestro país a una situación de ilegitimidad establecida desde el poder de forma delictiva.
El Parlamento español a instancias del Gobierno, con el apoyo de los minoritarios grupos nacionalistas y la connivencia del principal partido de la oposición, en una vesania totalitaria desconocida en las democracias occidentales, ha aprobado leyes inconstitucionales, que afectan a los derechos fundamentales de los ciudadanos españoles, que sólo podrían reformarse convocando Cortes Constituyentes.
La gravedad de la situación ha pasado prácticamente desapercibida gracias al apoyo y la colaboración de los medios de comunicación y el silencio de la inmensa mayoría de opinadores sin criterio que pueblan el espacio mediático, convertido en pesebre, en nuestro país. Los principales supuestos valedores del orden constitucional se han comportado como oligarcas sin complejos, que han secuestrado la soberanía del pueblo español.
Al menos en tres cuestiones el Parlamento Español ha cometido fraude de ley: la ley de violencia de género, la negociación con ETA, el Estatuto de Cataluña. En todos los casos citados se atenta fundamentalmente contra el artículo 14 de la Constitución Española de 1978, pero no es el único que han transgredido los parlamentarios españoles que deberían haber velado por el cumplimiento estricto de la Carta Magna.
Estamos asistiendo a una situación perversa, porque los parlamentarios españoles al transgredir la Constitución, pierden de forma inmediata su representatividad pública, pues su mandato democrático debe ceñirse escrupulosamente al ámbito perfectamente delimitado por la Constitución.
Definitivamente, el Parlamento Español y el Gobierno han derivado hacia la extraconstitucionalidad y deberían ser deslegitimados de su representatividad democrática por el Tribunal Constitucional y desposeídos de su poder por las autoridades correspondientes.
La gravedad de la tergiversación que se ha hecho de la Constitución Española con la insidia orientada exclusivamente por los beneficios electorales que han procurado al Gobierno determinadas alianzas, es de tal perjuicio para los españoles, como el Golpe de Estado encubierto que el Presidente Zelaya intentó dar en Honduras o Hugo Chávez ha dado en Venezuela.
Los españoles estamos viviendo en estos momentos fuera de la ley, mientras la oclocracia gubernamental y parlamentaria defiende sus propios intereses contra los del pueblo español. Esto es inadmisible en una democracia europea. Deberíamos reunirnos y presentar una protesta en Estrasburgo por aceptar un país que ha dejado de ser democrático en el seno de la Unión Europea.
El programa marco del Gobierno en su aproximación a comunidades no democráticas bajo el pabellón inventado de la Alianza de Civilizaciones está logrando el efecto contrario al que se presuponía, en detrimento de la soberanía nacional y la ciudadanía española. Lo mismo se puede decir de la deriva gubernamental hacia las hipótesis arbitrarias del nacionalismo catalán o el secesionismo etarra. El Gobierno se alía con los principales agresores de la Constitución española, contra los españoles soberanos de esta nación, en plena impunidad y regresión.
Hoy la España de Zapatero se parece más a Turquía en los ámbitos social y político, que Turquía a la España que existía antes de que el PSOE llegara al Gobierno tras el atentado del 11-M, con José Luis Rodríguez Zapatero de Presidente. En 2012, si seguimos al mismo ritmo, posiblemente ya nadie recuerde que España tenía una Constitución legítima aprobada por el pueblo español en 1978. El silencio de los supuestos opositores del PP no es otra cosa que complicidad y connivencia, de la que son absolutamente responsables.
Biante de Priena
7 comentarios:
O todos moros o todos cristianos, ya hemos quitado el crucifijo y no prohibimos el burka porque es un acto de liberación de la mujer, lo usa por que quiere.
De acuerdo con lo expuesto, pero el gran problema es la MIERDA de constitución que padecemos.
No vale ni para quemarla.
es evidente que el problema de todo esto es la petición de principio que implica el hablar de "pueblo catalán" por contraste con "pueblo español" (por eso usted sostiene "nosotros, los catalanes, a diferencia de ustedes, los españoles"). De esta forma se pone como presupuesto lo que tendría que ser una conclusión. Que el "pueblo catalán" y el "pueblo español" sean entidades jurídico-políticas diferenciadas es la aspiración del nacionalismo catalán; que la "nación catalana" tenga personalidad jurídica propia al margen de la inexistencia de un estado catalán, es el presupuesto necesario para separar la nación catalana del Estado Español y unirla a un futuro Estado Catalán que está por crear. Con lo que, nuevamente, el nacionalismo manifiesta uno de sus axiomas fundamentales: la separación entre nación y estado, junto a la creencia supersticiosa en una "soberanía de la nación" o "soberanía nacional". Ciertamente, el entendimiento es imposible pero esto no tiene nada de extraño. Los no nacionalistas no aceptamos las premisas del discurso nacionalista; para el discurso nacionalista esas premisas son evidentes por si mismas.
Aunque esto sea reiterar lo que ya hemos discutido en otros foros, una vez más hay que señalar que no es cierto que los españoles le nieguen a los españoles residentes en Cataluña (o catalanes) el derecho de secesionarse. Es que el Estado Español, y cualquier otro estado, le niega a un ciudadano o conjunto de ciudadanos el derecho de segregarse y formar otro estado independiente. Y ese derecho se lo negará a su vez la nación catalana independiente a todo ciudadano o grupo de ciudadanos con nacionalidad catalana. No es tan difícil de entender. Y si se asume la falsedad de que la soberanía reside en la "nación", entonces lo que el nacionalismo catalán o de cualquier otro ámbito está demostrando es que ellos mismos quieren tener un status jurídico igual al de la "nación opresora". Para poder ser ellos también otra "nación opresora". A este tipo de circularidades y auto-contradicciones conduce un discurso nucleado en torno a la noción mística de la "soberanía nacional", que prescinde de la democracia o de la libertad política. Porque no es un discurso destinado a cambiar las relaciones de poder entre Estado y ciudadanos para levantarlas sobre una democracia. Es solo un discurso destinado a reemplazar a los titulares de la dominación.
Un saludo
Juan Sánchez
Juan Sánchez, lo mismo dijeron los griegos de los romanos. Verás el problema no es exactamente el que refieres desde tu no nacionalismo, que me parece muy bien, pero es una más de las opciones para evaluar el problema, y por supuesto, desde mi punto de vista no la mejor.
El relativismo que lo invade todo nos conduce a pensar que los nacionalistas catalanes tienen más derecho que los gitanos a formar una nación, por poner un ejemplo, cuando los gitanos cumplen muchos más criterios para su organización diferenciada como nación por cultura, historia y genética para ser independientes, y ahí los tienes viviendo su survival tranquilamente.
¿Por qué los catalanes van a tener más derechos que los demás españoles, incluidos los gitanos?
Cataluña no es una nación, es una noción inventada por el socialnacionalismo para repartir dividendos del destrozo de España que sí es una nación. Un timo político y económico y es que te confundes, la soberanía es una CONQUISTA DE LA LIBERTAD, los catalanes tratan de establecer su soberanía justo sobre lo contrario, LA OPRESIÓN DE OTROS CATALANES QUE SE CONSIDERAN ESPAÑOLES. Nada que ver.
Biante de Priena
todos los catalanes queremos la independencia.
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=10353
A mí la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás. Y que se metan a España ya en el puto culo, a ver si les explota dentro y le quedan los huevos colgando del campanario. Que vayan a cagar a la puta playa con la puta España, que yo desde que nací con la puta España… vayan a la mierda ya con el país, y dejen de tocar los cojones.
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