Pues yo, por librar de muertes
y sediciones mi patria,
vine a entregarla a los mismos
de quien pretendí librarla.
"La vida es sueño" (1635).
Pedro Calderón de la Barca
Los jóvenes de hoy en día viven entre mundos reales insoportables y mundos virtuales apasionantes. Estudiar se ha convertido en un peñazo, conocer raya demasiado, total si el mundo está al alcance de un teclado y una pantalla con conexión a internet, ¿para qué preocuparse?.
El homo ludens de Huizinga emerge por todas partes, tanto por la disminución del tiempo dedicado al trabajo gracias a la tecnología, como por las posibilidades de ocio de consumo gracias a la tecnología, como por la escasez de trabajos, gracias a la tecnología. Al capitalismo le interesa que los consumidores de las sociedades avanzadas se hagan cada día más adictos a todas las parafernalias que nos venden.
Como decía José Antonio Marina, el ingenio es la representación de la inteligencia cuando juega y se divierte. Nuestra sociedad cada día dedica más inteligencia al ingenio que a otras cosas. Parece que las necesidades básicas están cubiertas en las sociedades avanzadas como la nuestra. El Estado de Bienestar es un gran invento, que debemos agradecer a Keynes. Todo está mercantilizado, tierra, capital, y trabajo fueron los elementos iniciales, y ahora viene una nueva vuelta de tuerca.
El ser humano occidental sólo necesita recursos suficientes para poder seguir consumiendo, que produzcan los chinos y los hindúes para poder consumir también. En los países avanzados ya no es necesario producir, todo sale más barato si se adquiere en los países en vías de desarrollo, Milton Friedman también tenía razón en lo de que los precios mueven el mercado.
Pero de lo que quería hablarles tras esta largo preámbulo coyuntural es de las utopías, porque ya no existen, se han extinguido. Algunos románticos piensan que los cuatro jinetes del apocalipsis han regresado a la vasija de Pandora, pero se equivocan, más bien se han transformado en sombras para pasar más desapercibidos, pero acechan en Georgia o Sudán, en Estados Unidos o Europa, Rusia o China.
Las utopías ya no son necesarias, porque la gente piensa que el mundo está en sus manos, al alcance de un ratón, cuanto se equivocan. Nunca fueron más necesarias. En realidad, lo que vivimos no nos pertenece, no somos dueños de nuestro destino, ni siquiera de una parcela de futuro, nunca hemos sido tan dependientes como ahora, es decir, menos libres.
La misma falacia que se vive con la democracia, se replica en el mercado. La gente piensa que con votar cada cuatro años por una opción política preparada para el consumo rápido ya han cumplido con su función política y pueden considerarse ciudadanos libres en un mundo libre. La gente piensa que con poder entrar en un supermercado y comprar lo que les apetezca ya es suficiente para sentirse afortunados. Y la gente piensa que con encender la televisión y cambiar de canal treinta veces, son los reyes del universo de las ondas. Cuanta ignorancia irredenta.
Ni hay democracia, ni hay libertad en el consumo de productos o informaciones. No hay libertad porque el proceso de decisión está limitado y enajenado por los intereses políticos y económicos. No somos consumidores libres, somos clientes seleccionados por los instrumentos del mercado para que hagamos lo que esperan que hagamos las grandes corporaciones empresariales y los gobiernos a su servicio.
Los romanos daban pan en el circo cuando el desempleo pasaba del 50 %, sacrificaban unos cuantos cristianos y gladiadores, mostraban algunas fieras exóticas, y preparaban las batallas con las Galias para que disminuyera el desempleo, hacían grandes obras públicas para gloria de las élites, y los augures y sacerdotes hablaban del bienestar del pueblo romano. Poco hemos avanzado. Que más da la Pax Romana que la Alianza de las Civilizaciones. Tras la Pax Romana el imperio se vino abajo, y tras la Alianza de las Civilizaciones España se irá al cuerno con el Calígula que nos ha tocado en las urnas.
Por eso son cada día más necesarias las utopías individuales, no las colectivas. Los proyectos personales y no las proyecciones faraónicas de algunos con propósito de instrucción. El antídoto contra la enajenación de nuestra identidad y voluntad se fragua en la lucha personal, en la utopía personal, porque quien tiene un sueño no necesita que le administren el futuro como consumidor. Los soñadores siempre han roto las alambradas de los corrales de domesticación.
La Nueva Atlántida, la Odisea, El Paraíso Perdido, La República, Utopía, Erewhon, Eureka, cualquier obra de Julio Verne, o Don Quijote de la Mancha son obras que reflejan que la realidad del hombre está más allá de la materia, del consumo, de la mecánica, del capital y de la política.
Un consejo a nuestros lectores, cuando ya no soportéis más la estupidez circundante, soñad, es gratis, pero soñad libremente, no con un nuevo coche, un viaje al Caribe, un premio en la lotería, un ascenso o un trabajo estable, o el triunfo en un concurso televisivo. Soñad por vosotros mismos, sin caer en "los sueños construídos" para el consumo de "los que no saben soñar". No permitais que fabriquen vuestros sueños. No es solo el Derecho a Soñar, que defendía Bachelard, es algo más, es la Libertad de Soñar lo que está en juego.
Soñad en libertad amigos míos, porque a los soñadores nadie puede encerrarlos en la cárcel miserable del más de lo mismo, de la coerción, del imperio sin salida. Soñad, aunque sea contando ovejas eléctricas, pero soñad sin tregua, porque.... soñar os hará libres.
Biante de Priena
y sediciones mi patria,
vine a entregarla a los mismos
de quien pretendí librarla.
"La vida es sueño" (1635).
Pedro Calderón de la Barca
Los jóvenes de hoy en día viven entre mundos reales insoportables y mundos virtuales apasionantes. Estudiar se ha convertido en un peñazo, conocer raya demasiado, total si el mundo está al alcance de un teclado y una pantalla con conexión a internet, ¿para qué preocuparse?.
El homo ludens de Huizinga emerge por todas partes, tanto por la disminución del tiempo dedicado al trabajo gracias a la tecnología, como por las posibilidades de ocio de consumo gracias a la tecnología, como por la escasez de trabajos, gracias a la tecnología. Al capitalismo le interesa que los consumidores de las sociedades avanzadas se hagan cada día más adictos a todas las parafernalias que nos venden.
Como decía José Antonio Marina, el ingenio es la representación de la inteligencia cuando juega y se divierte. Nuestra sociedad cada día dedica más inteligencia al ingenio que a otras cosas. Parece que las necesidades básicas están cubiertas en las sociedades avanzadas como la nuestra. El Estado de Bienestar es un gran invento, que debemos agradecer a Keynes. Todo está mercantilizado, tierra, capital, y trabajo fueron los elementos iniciales, y ahora viene una nueva vuelta de tuerca.
El ser humano occidental sólo necesita recursos suficientes para poder seguir consumiendo, que produzcan los chinos y los hindúes para poder consumir también. En los países avanzados ya no es necesario producir, todo sale más barato si se adquiere en los países en vías de desarrollo, Milton Friedman también tenía razón en lo de que los precios mueven el mercado.
Pero de lo que quería hablarles tras esta largo preámbulo coyuntural es de las utopías, porque ya no existen, se han extinguido. Algunos románticos piensan que los cuatro jinetes del apocalipsis han regresado a la vasija de Pandora, pero se equivocan, más bien se han transformado en sombras para pasar más desapercibidos, pero acechan en Georgia o Sudán, en Estados Unidos o Europa, Rusia o China.
Las utopías ya no son necesarias, porque la gente piensa que el mundo está en sus manos, al alcance de un ratón, cuanto se equivocan. Nunca fueron más necesarias. En realidad, lo que vivimos no nos pertenece, no somos dueños de nuestro destino, ni siquiera de una parcela de futuro, nunca hemos sido tan dependientes como ahora, es decir, menos libres.
La misma falacia que se vive con la democracia, se replica en el mercado. La gente piensa que con votar cada cuatro años por una opción política preparada para el consumo rápido ya han cumplido con su función política y pueden considerarse ciudadanos libres en un mundo libre. La gente piensa que con poder entrar en un supermercado y comprar lo que les apetezca ya es suficiente para sentirse afortunados. Y la gente piensa que con encender la televisión y cambiar de canal treinta veces, son los reyes del universo de las ondas. Cuanta ignorancia irredenta.
Ni hay democracia, ni hay libertad en el consumo de productos o informaciones. No hay libertad porque el proceso de decisión está limitado y enajenado por los intereses políticos y económicos. No somos consumidores libres, somos clientes seleccionados por los instrumentos del mercado para que hagamos lo que esperan que hagamos las grandes corporaciones empresariales y los gobiernos a su servicio.
Los romanos daban pan en el circo cuando el desempleo pasaba del 50 %, sacrificaban unos cuantos cristianos y gladiadores, mostraban algunas fieras exóticas, y preparaban las batallas con las Galias para que disminuyera el desempleo, hacían grandes obras públicas para gloria de las élites, y los augures y sacerdotes hablaban del bienestar del pueblo romano. Poco hemos avanzado. Que más da la Pax Romana que la Alianza de las Civilizaciones. Tras la Pax Romana el imperio se vino abajo, y tras la Alianza de las Civilizaciones España se irá al cuerno con el Calígula que nos ha tocado en las urnas.
Por eso son cada día más necesarias las utopías individuales, no las colectivas. Los proyectos personales y no las proyecciones faraónicas de algunos con propósito de instrucción. El antídoto contra la enajenación de nuestra identidad y voluntad se fragua en la lucha personal, en la utopía personal, porque quien tiene un sueño no necesita que le administren el futuro como consumidor. Los soñadores siempre han roto las alambradas de los corrales de domesticación.
La Nueva Atlántida, la Odisea, El Paraíso Perdido, La República, Utopía, Erewhon, Eureka, cualquier obra de Julio Verne, o Don Quijote de la Mancha son obras que reflejan que la realidad del hombre está más allá de la materia, del consumo, de la mecánica, del capital y de la política.
Un consejo a nuestros lectores, cuando ya no soportéis más la estupidez circundante, soñad, es gratis, pero soñad libremente, no con un nuevo coche, un viaje al Caribe, un premio en la lotería, un ascenso o un trabajo estable, o el triunfo en un concurso televisivo. Soñad por vosotros mismos, sin caer en "los sueños construídos" para el consumo de "los que no saben soñar". No permitais que fabriquen vuestros sueños. No es solo el Derecho a Soñar, que defendía Bachelard, es algo más, es la Libertad de Soñar lo que está en juego.
Soñad en libertad amigos míos, porque a los soñadores nadie puede encerrarlos en la cárcel miserable del más de lo mismo, de la coerción, del imperio sin salida. Soñad, aunque sea contando ovejas eléctricas, pero soñad sin tregua, porque.... soñar os hará libres.
Biante de Priena
3 comentarios:
Mejor que soñar, actuar
Petición denegada, hay gente que no se marchó de Ciutadnas hasta que el sueño se les hizo menos profundo. Todavía están en la piltra y no saldrán jamás de ella sino para ponerse al lado de los enemigos de la Nación.
Es que hay liberales de todo color y sueños.
Primero soñar, después actuar, para que no se convierta en lo que pudo haber sido y no fue... Ciutadans, UPyD, PSOE, PP y esas cosas.
Cuando el sueño existe, la realidad esperada está más próxima.
Contra la represión sistemática del materialismo, sueña con otra realidad y luego a por ella, que nadie te lo impida.
Saludos Liberales
Erasmo
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