La agonía y el éxtasis

A Dante Pombo de Alvear, en la paciencia.

"También él vivía tan fuera del tiempo y el espacio como esos semidioses que surgían, retorciéndose en espirales, de los bloques que les aprisionaban”.

Así describe Irving Stone, el nacimiento de Los Cautivos, a golpes de martillo y cincel, del mármol de Carrara que Miguel Ángel tardó tres años en seleccionar, para erigir el mausoleo del Papa Julio II, obra que nunca se concluyó.

En la larga vida del autor de El David y La Piedad, y por supuesto, de La Capilla Sixtina, quizás haya sido esta obra la más apasionante de todas. De ella nos queda El Moisés y algunos Esclavos. El propósito de Julio II era engrandecer la Iglesia con su muerte, mucho más que su memoria. Miguel Ángel lo sabía, y sabía también del honor y la gloria que le supondría la ejecución de esta obra.

Tal vez haya sido este proyecto, la cuestión mas semántica, en la longeva existencia del famoso escultor de El Renacimiento. La Capilla Sixtina, sólo fue una consecuencia, para evitar la excomunión que le había ofrecido Julio II, si no regresaba a Roma de inmediato, cuando se le impidió continuar con el mausoleo; porque el voluble y poderoso Papa, se había dejado seducir por Bernini y su columnata vaticana, antes que por la magnífica sepultura proyectada.

Los celos de gloria, hicieron que Miguel Ángel se enojara, una vez más, la enésima. Tras la muerte de Julio II, trató de continuar el cenotafio hasta el fin de sus días, sin llegar a concluirlo jamás. Hombre y obra quedaron atrapados por el tiempo y la historia.

La Agonía y el Éxtasis, es el título de la magnífica biografía novelada que Irving Stone construye sobre la vida de Miguel Ángel. También nos sirve hoy, para juzgar la perentoria decisión del presidente Rodríguez Zapatero en Las Cortes, en el debate parlamentario a que se ha sometido, tras el fracaso de su personal política antiterrorista y el atentado de ETA del día 30 de diciembre de 2006.

La obsesión de Miguel Ángel con la conclusión del sepulcro de Julio II, es de igual magnitud que la de Rodríguez Zapatero presenta con el fin del terrorismo de ETA, por la vía del diálogo y la negociación. En ocasiones como éstas, los autores no pueden dejar de confundirse con sus obras, o mejor dicho, con la idea final que les procura su fantástica imaginación.

¿Qué sería Zapatero sin la paz?. Es un hombre de paz, un buen hombre. Sus deseos, que tiñen pertinazmente sus decisiones, son los de la bondad, el altruismo, la filantropía, la magnanimidad, elementos propios del que conoce los destinos aleatorios de la fortuna, y sabe que el papel que está representando ante el mundo, le sobrepasa con holgura.

El gran problema que tiene nuestro presidente del Gobierno es su extraordinaria sublimación ante el complejo de inferioridad que presenta, que sólo puede resolver con una ambición inagotable y desmesurada. Su proyecto es proporcional a la gloria inalcanzable de sus sueños.

Prefiere cerrar los ojos con fuerza, para seguir viendo el monumento a la paz con que será recordado, en mármol blanco, sutilmente sencillo, pero nunca desapercibido. No se conforma con haber sido presidente de un país como España, su ambición se determina en la grandeza de sus obras, de las que la paz es la fundamental, el mascaron de proa de su gran proyecto megalomaniaco.

Alguien que aspira a lograr la paz mundial, con su proyecto de Alianza de las Civilizaciones, no puede encontrar dificultades en conseguirla en su propio país, con unos terroristas mermados y terminales, tras la irrupción en la escena internacional de la Yijad iniciada por Osama Ben Laden.

Considera que en sus manos, está el futuro del planeta, como ya demostró plantándole cara al emperador Bush, retornando a los pocos días de su elección, las tropas desplazadas por el ambicioso Aznar en Irak. Recibiendo al poco tiempo, las felicitaciones de los líderes mundiales que no apoyaban la invasión de la moderna Mesopotamia, liderados por Francia, Alemania, paises nórdicos, Rusia, China, no alineados, y los más desafortunados.

Sabe que el neosocialismo mundial es imparable, y resucita en español, representándose por los líderes sudamericanos Chávez, Morales, Lula, Correa, Bachelet, Kirchner, Ortega, y por supuesto, “el abuelo Castro”. Toledo y López Obrador, se han quedado a las puertas, pero el cambio llegará en las próximas elecciones.

En Europa, Zapatero ha dado un paso de gigante con su ley sobre la inmigración, abriendo las puertas a buena parte de la siguiente generación de electores. Los países del antiguo telón de acero, incorporados a la Unión, ven en el modelo español, un ejemplo a seguir para salir del marasmo al que fueron sometidos por el socialismo real

Rusia y China necesitan modernizarse y requieren unas políticas flexibles de los europeos con sus mercados, por lo que ven con buenos ojos un aliado ideológico transitorio, que puede ser perfectamente Rodríguez Zapatero.

El frente islámico, liderado por el presidente de Irán y el Sirio, más el aspirante turco a ingresar en la Unión Europea, han de ver en Zapatero, al intermediario imprescindible para templar la irracionalidad de los países ricos a sus pretensiones de igualarlos cuanto antes, con sus regímenes no democráticos, y manteniendo la Sharia como ley suprema.

Nuestro país, España, está en la encrucijada entre América, África y Europa, y Rodríguez Zapatero es su presidente, la gran esperanza del neosocialismo, el líder mundial de la izquierda, el máximo opositor a la política neocon.

El mundo ha cambiado demasiado tras la caída del Muro de Berlín, y tras la exposición pública de la catástrofe económica, política y social que se ocultaba en el Este de Europa, organizada por el socialismo real de la extinta Unión Soviética, y liderada por Rusia.

Definitivamente, no quiere ver lo que ha ocurrido, no admite que nadie le diga que se ha equivocado, no acepta otra alternativa más que la suya. Sabe que su destino es cambiar el mundo, para superar a Felipe González que sólo cambió España

Sabe que su futuro es hacer la gran transición mundial hacia la democracia, para superar a Adolfo Suárez que solo la consiguió en nuestro país. Sabe que su porvenir es lograr la paz mundial, para superar a Aznar que había elegido la vía incorrecta de la guerra imperialista. Zapatero no se define por sí mismo, sino por la superación de los que le precedieron, a los que en su intimidad envidia irremediablemente.

Por ésto ha habido problemas en el lema de la convocatoria de las manifestaciones, por eso no escucha a su pueblo, ni a las víctimas, ni a Rajoy, ni a sus asesores, ni a nadie. Zapatero boicotea cualquier solución que no sea la que él propone

Ellos no comprenden la auténtica magnitud de su gran proyecto, no lo pueden comprender. Y ETA, tampoco. Tenemos un presidente de Gobierno demasiado bueno para un país como España, lamentablemente para nosotros, no estamos a la altura de su grandeza.

Zapatero, al igual que Miguel Ángel, no logrará concluir su máximo proyecto. Los dos se equivocaron en soportarlo sobre esclavos o cautivos, por que España y el mundo quieren libertad

Señor Rodríguez Zapatero, lo que usted pretende es legítimo desde una perspectiva política, pero no puede considerarse ético, desde el punto de vista de que relega posibles soluciones al problema del terrorismo, por salvar sus expectativas mesiánicas

La libertad, no es moneda de cambio, su valor, no admite trueque. Entérese usted, pero también ETA, y todos los opresores, en todas sus condiciones, modelos, y presencias; sean locales, autonómicos, nacionales o internacionales; islámicos, socialistas, imperialistas, o de cualquier creencia o afinidad.

Las creencias, forman parte de la vida privada de las personas, pero la libertad, es la vida privada de las personas, algo absolutamente irrenunciable, representado por las decisiones de cada ciudadano. Ésto es lo que usted no acaba de comprender, porque no sabe a que se refiere

Usted piensa que gobernar es decidir por todos nosotros, y se equivoca señor presidente, eso es mandar; gobernar, es interpretar correctamente nuestras decisiones. Sépase.

Biante de Priena